Entre un 70% y 80% de la biodiversidad de flora y fauna del Planeta se encuentra en territorios indígenas. Las 5.000 culturas indígenas que aún perviven han sabido servirse de esa riqueza para cubrir sus necesidades de alimentación y medicinas, al tiempo que se han mostrado durante siglos como sus mejores conservadores. En los últimos años numerosas compañías de los países industrializados, al amparo de los tratados de libre comercio y derechos de patentes, han comenzado a hacer un aprovechamiento abusivo tanto de esa biodiversidad como de los conocimientos tradicionales que de ella poseen los pueblos indígenas. Para evitarlo, el Ministerio de Medio Ambiente alienta la participación de las distintas culturas indígenas en la aplicación del Convenio sobre Biodiversidad.
Aún perviven en el Planeta unas 5.000 culturas indígenas, diferenciadas en etnias, tribus y clanes e integradas en total por unos 300 millones de personas. Suponen apenas el 3% de la población mundial y, sus áreas de distribución, poco más del 6% de la superficie habitada de la Tierra. Pero casi sin excepciones la mayor parte de esas culturas ha sobrevivido desde tiempos ancestrales por una prodigiosa capacidad de adaptación a los medios más adversos: más de 50 millones de indígenas viven en las selvas tropicales y el resto se reparten en zonas de alta montaña, desiertos, tundras y taigas árticas.
RIQUEZA EN PELIGRO
Si durante siglos la inaccesibilidad de esos territorios y sus extremas condiciones para la vida humana han permitido la perdurabilidad en condiciones más o menos inalteradas de esas culturas, el reclamo de sus riquezas en un mundo industrializado que cada vez agota más sus reservas naturales ha llevado hoy al borde de la extinción a sus primitivos pobladores. Los territorios indígenas continúan manteniendo su condición de última frontera, de "tierras sin ley", en la periferia o al margen de todo sentido de la justicia y la protección de los derechos humanos. El exterminio de las comunidades indígenas iniciado con el colonialismo prosigue en la actualidad en sus más diversas manifestaciones: masacres llevadas a cabo por ejércitos de paramilitares y mercenarios vinculados al narcotráfico y cualesquiera otros intereses, desplazamientos inducidos por los gobiernos para el aprovechamiento de recursos mineros, petrolíferos, forestales, hidráulicos, etc. Según estimaciones del Departamento de Indígenas Aislados de la Fundación Nacional del Indio (FUNAI), creada en Brasil por Sydney Possuelo, premio Bartolomé de las Casas en 1997, sólo en Brasil y entre 1900 y 1957, el número de tribus desaparecidas asciende a 87. Y en toda Sudamérica, a lo largo del último medio siglo, el número total de indígenas desplazados o expulsados de sus territorios podría superar los 8 millones.
La contribución del conocimiento indígena a la farmacopea actual es enorme y alcanza a todas las áreas. Los esferoides de una amplia gama de anticonceptivos proceden de plantas ya utilizadas hace siglos para tal fin por indígenas de Guatemala y México. Algo semejante ocurre con la quinina para combatir la malaria, así como con diversos alcaloides anticancerígenos. En las selvas de la Amazonia, el manejo para usos medicinales se extiende por término medio a unas 300 plantas por cada una de las comunidades indígenas, pero en Papua Nueva Guinea un chamán de la etnia "Dani" es capaz de conocer las aplicaciones de unas 6.000 plantas diferentes. Según el informe de la Rural Advancement Foundation International sobre la propiedad intelectual y el comercio mundial, en el mundo se utilizan más de 30.000 productos patentados de origen vegetal. Mientras que una gran mayoría de ellos deben su procedencia a culturas indígenas, los derechos de patente y, por tanto, de uso, están registrados en un 80% de los casos en los países industrializados.
De acuerdo con los tratados de libre comercio vigentes, los productos y otros procesos derivados de la biotecnología pueden acogerse a los derechos de protección de patentes y propiedad intelectual. Sin embargo, esa protección no cobra plena vigencia para los recursos de la biodiversidad, tanto en su estado natural como en cultivos, ni tampoco para otros posibles usos que de ellos hacen los pueblos indígenas. En la situación actual se da, por tanto, la terrible paradoja de que, comunidades indígenas que se han servido tradicionalmente de determinadas plantas para ritos o curaciones, pueden verse obligadas a pagar los correspondientes derechos a las compañías o particulares que las hayan registrado. Algo así ha estado a punto de suceder con la ayahuasca, una planta sagrada para algunas tribus de la selva ecuatoriana, utilizada en ceremonias religiosas y con fines curativos. Loren Miller, dueño de unos laboratorios, se arrogó su descubrimiento y la registró en la Oficina de Patentes norteamericana en 1986. Cuando los hechos fueron descubiertos, una serie de organizaciones debieron emprender un largo proceso para revocar la patente. Sólo a finales del pasado año lograron que la Oficina de Patentes de los Estados Unidos atendiera sus demandas, si bien basándose en que la patente de la variedad de ayahuasca ya había sido descrita por el herbario de la Universidad de Michigan mucho antes de que Miller la patentara.
En plena carrera hacia la conquista del genoma humano y el descubrimiento de las claves de la inmunidad a determinadas enfermedades, los pueblos indígenas no se han librado tampoco de los intentos de las compañías o incluso organismos gubernamentales para patentar sus líneas celulares. Hasta 1996, tejidos celulares y, en concreto, un tipo de virus encontrado en la sangre de un indígena hagahai de Papua Nueva Guinea, habían sido patentados por el Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos, que finalmente renunció a sus derechos ante la campaña iniciada por diversas ONG y asociaciones de pueblos indígenas. Y algo similar ocurrió con parte del genoma de una mujer Guaimí de Panamá.
La prevalencia de los derechos de las comunidades indígenas, o el justo pago por los recursos que utilizan tradicionalmente, no es, sin embargo, la práctica más habitual. Desde hace unos 5.000 años algunos pueblos de la India vienen sirviéndose del árbol del Neem como antimicótico, dentífrico, insecticida, etc. Hoy hay varias patentes concedidas para diversos extractos y principios activos que permiten su aplicación como anticancerígeno o insecticida sin que los beneficios obtenidos reviertan a las comunidades que abrieron las puertas hacia esos conocimientos.
HACER JUSTICIA
El Convenio sobre Biodiversidad negociado en la cumbre de Río de Janeiro en 1992 y ratificado hoy por 176 países reconoce que los recursos biológicos son fundamentales para el desarrollo económico y social de la humanidad. Y también proclama como su principal objetivo "la conservación de la diversidad biológica, el uso sostenible de sus componentes y la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos". Para alcanzar esa participación justa, el Convenio establece que los estados tienen el derecho soberano sobre sus propios recursos genéticos y contempla la transferencia de tecnología y financiación desde los países desarrollados hacia aquellos que aporten su biodiversidad. Prevé igualmente en su artículo 8j que las partes contratantes, conforme a sus políticas nacionales, "respetarán, preservarán y mantendrán los conocimientos, las innovaciones y las prácticas de las comunidades indígenas y locales que entrañen estilos de vida tradicionales pertinentes para la conservación y la utilización sostenible de la diversidad biológica y promoverá su aplicación más amplia, con la aprobación y participación de quienes posean esos conocimientos y prácticas, fomentando que los beneficios derivados de su utilización se compartan equitativamente".
Pese a esos principios, lo cierto es que las comunidades indígenas aún permanecen al margen de su aplicación y que su participación en el Convenio de Biodiversidad continúa siendo una de las grandes asignaturas pendientes. Así lo reconoce María Noguerol, Agencia Española de Cooperación Iberoamericana: "a pesar del valor que en el convenio de Biodiversidad se ha otorgado a los conocimientos indígenas, lo cierto es que estos quedan fuera del sistema de patentes, y sus conocimientos y recursos están siendo expoliados con fines de lucro por todo tipo de organizaciones".
Desde su creación en 1996, el Ministerio de Medio Ambiente español ha tratado de impulsar la participación de las comunidades indígenas en los procesos de toma de decisiones concernientes a la aplicación del Convenio. En 1997 auspició, junto con el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Conferencia Internacional sobre la Propiedad Intelectual y los Pueblos Indígenas. También en ese mismo año acogió un seminario y taller indígena con el fin de desarrollar su participación en el Convenio de Biodiversidad mediante propuesta de mejora de su articulado. Aquel seminario, en el que participaron representantes de casi todas las organizaciones indígenas de Sudamérica, fue la base para la creación de grupos de trabajo permanentes que han tenido como fin establecer mecanismos efectivos para la participación de las comunidades indígenas en el Convenio de Biodiversidad.
A finales de marzo de este año, Sevilla acogió el IV Foro Internacional Indígena sobre Diversidad Biológica. Al término de dicho Foro y bajo la presidencia del secretario general de Medio Ambiente, el Grupo de Trabajo Especial sobre el artículo 8j y disposiciones conexas del Convenio de Biodiversidad celebró una reunión con el fin de ultimar las propuestas de las comunidades indígenas para la V Conferencia del Convenio que tuvo lugar en mayo en Nairobi. Entre esas propuestas destaca la creación de un organismo indígena que asesore con carácter permanente a la Conferencia de las Partes del Convenio. Se subrayó igualmente la necesidad de establecer mecanismos y directrices más efectivos que garanticen la participación plena de las comunidades indígenas y locales en la toma de decisiones y la programación de las políticas relativas al Convenio. Se hizo también especial referencia al reconocimiento del importante papel y las aportaciones de las mujeres indígenas en la conservación de la biodiversidad. Por otro lado se abordó la necesidad de crear un marco jurídico que garantice la protección de los conocimientos tradicionales en el plano internacional, reconociendo el derecho de costumbre de las culturas indígenas y vinculándolo al de sus territorios. Respecto a la distribución equitativa de los beneficios, el representante de Canadá solicitó que se recopilen y analicen los códigos de conducta existentes referentes al acceso y uso del conocimiento tradicional. México y Costa Rica, por su parte, destacaron la necesidad de evaluar los beneficios derivados de los conocimientos tradicionales y las condiciones para su creación.
APORTACIONES DE LAS CULTURAS INDÍGENAS. AGRICULTURA
Algunos ejemplos de innovaciones, recopiladas por RAFI (Asociación canadiense para la conservación del conocimiento indígena)
MIJO |
Burkina Faso |
Aumento de la reproducción del maíz tras la siembra de semillas en hoyos. |
ÁRBOLES PAW-PAW |
Congo |
Proceso de poda en árboles macho que induce el cambio de sexo e incrementa la fructificación. |
ÑAME |
Ghana y Costa de Marfil |
Método de plantación que refuerza las raíces y protege a la planta contra altas temperaturas. |
EUPHORBIA |
Níger |
Método de propagación de esquejes que permite obtener árboles de gran porte para estabilizar dunas y usarlos para leña. |
OLIVOS |
Norte de África |
Método de siembra en terrenos arenosos mediante esquejes con semillas de habas, cebada y esquejes de pino. |
PLÁTANO |
Zaire |
Selección de chupones para aumentar la producción de frutos por planta. |
BATATA / BONIATO |
Zaire |
Selección de chupones para aumentar la producción de frutos. |
PALMA DE AZÚCAR |
Birmania, India e Indonesia |
Un complejo sistema de poda y guía de inflorescencias que permite un aumento de la producción de savia. |
DASHEEN |
Islas Gilbert y Elice |
Método de cultivo en dunas de arena con cercas y lentejas de agua. |
BERENJENA |
Indonesia |
Sistema de injertos con especies silvestres para aumentar la resistencia al calor y la humedad. |
ARROZ |
Indonesia |
Empleo de azolla (helecho flotante) como abono verde, al tiempo que elimina las malas hierbas inhibe la reproducción de mosquitos y aumenta la producción de grano del 10 al 40%. |
MANGO |
Filipinas |
Un proceso que, ahumando el árbol, acelera su floración. |
CÍTRICOS |
Vietnam |
Cebos para atraer hormigas rojas que repelen insectos y mariposas nocivos para la fruta. |
ARROZ |
Vietnam |
Siembra simultánea de diversas variedades para reducir la fragilidad y acelerar el crecimiento. |
ÁRBOL DEL PAN |
Haití |
Un proceso para la propagación mediante esquejes de raíz. |
UVA |
Haití |
Método de plantación para fortalecer las raíces cuando se trasplantan. |
APORTACIONES DE LAS CULTURAS INDÍGENAS. MEDICINA
Planta |
uso en culturas indígenas |
uso en la medicina occidental |
CASTAÑO DE INDIAS |
inflamaciones |
anti-inflamatorio, antirreumático, antipirético |
BELLADONA |
dilatador de la pupila |
antiespasmódico, anticolinérgico |
PAPAYA |
digestivo |
digestivo, mucolítico |
INDIAN SNAKERDOT |
sedante |
estimulante, problemas circulatorios |
CROCOS DE OTOÑO |
gota |
anticancerígeno |
LILLY DEL VALLE |
cardiotónico |
cardiotónico |
MANZANA DE MAYO |
anticancerígeno |
anticancerígeno |
SELLO DE ORO |
astringente |
astringente, hemostático |
BELEÑO |
antidepresivo |
antidepresivo, anticolinérgico |
TABACO INDIO |
expectorante |
estimulante respiratorio |
RATLE BOX |
cáncer de piel |
anticancerígeno |
ELÉBORO FALSO |
hipertensión |
hipertensión |
QUININA |
malaria |
malaria |
NASTORTIUM |
bronquitis crónica |
antitusivo |
ESCILA |
cardiotónico |
cardiotónico |
VÓMICA |
estimulante |
estimulante del sist. nervioso |
ESTEFANÍA CHINA |
sedante |
analgésico sedante |
VINCAPERVINCA COMÚN |
problemas cardiovasculares |
estimulante cerebral |
TÉ KUNTZE |
diurético |
estimulante diurético, dilatador bronquial |