100.000 TIBETANOS DESPERDIGADOS.
Tíbet linda al Norte con el Sinkiang, al Este con el nacimiento del Mekong y con la antigua Birmania, al Sur con Nepal, Bhutan y la antigua Sikkim, y al Oeste con los macizos del Karakorum y el Ladakh. Tíbet tiene tres regiones geográficas importantes Utsang, Dó-mé y Dó-kó, y su historia como nación se remonta a los inicios del siglo V. El budismo llega allí en el siglo VIII, a través de los misioneros provenientes del Nepal y de la India. El budismo se integrará con la antigua religión Bon, ciertos rituales «tántricos» y el «shamanismo» mongol, formando progresivamente con el curso de los años el mal llamado lamaísmo.
Las relaciones políticas entre Tíbet y China sufren en el curso de la historia moderna sucesivas fluctuaciones pasando de las relaciones amigables a la anexión.
En el siglo Vil el rey del Tíbet, Song Tsen Gampó anexiona el este de China y se casa con una de las hijas del emperador. En el siglo siguiente se firma un tratado importante que todavía se encuentre en los pilares del «Potala», la vivienda de los Daláis Lamas en Lhasa, la capital.
En 1652 el V Dalai Lama visita Pekín y en 1720 como consecuencia de las buenas relaciones entre ambos estados dos representantes chinos (ambans) se instalan en Tíbet.
Para algunos esta presencia de representantes del emperador manchú, significa la dependencia del Tíbet con China, para el viajero y misionero de la época, «Desideri», sin embargo, esta relación es de cortesía. En 1846 dos misioneros lazaristas, Huc y Gabet, comparan esta presencia de los representantes chinos en Tíbet como la de los embajadores austríacos en el Vaticano.
En 1912 el emperador manchú muere y el Dalai Lama que había tenido que salir del Tíbet vuelve a Lhasa.
En 1952 las fuerzas de Mao comienzan a realizar la llamada revolución cultural en Tíbet. En 1959 la situación es ya insostenible pare el poder instituido del Dalai Lama, que huye de Lhasa. Durante los años anteriores y posteriores a marzo de 1959 unos 90.000 tibetanos huyen y se refugian en la India.
El gobierno de los Dalai Lama era una organización teocrática de profunda raigambre en el pueblo, en la que los conceptos búdicos de la reencarnación se unían al devenir político tibetano.
Las grandes unidades administrativas eran los monasterios que llegaban a tener miles de monjes y mantenían una Interesante relación de dependencia con los laicos. Las influencias político-administrativas de cada monasterio las convertían en verdaderas ciudades-Estados.
Hoy en día el Tíbet se ha vuelto a abrir para los occidentales y las autoridades chinas son más proclives a permitir la entrada y las visitas a los turistas.
Los tibetanos exiliados fuera del Tíbet suman unos 100.000 en total en contraposición de los 6.000.000 de tibetanos que continúan en Tíbet y son más optimistas de volver en el próximo futuro al Tíbet.
El nuevo gobierno chino está actualmente dando unos nuevos pasos en pos de una normalización de las relaciones con los refugiados, invitando al Dalai Lama a volver. El problema está en la protección cultural y la libertad religiosa que los exiliados exigen para volver.
En los últimos años de la revolución cultural las cifras de muertes y desapariciones hicieron que varias.organizaciones internacionales llamaran la atención sobre China, se habló de genocidio de miles de personas favorables al Dalai Lama. Hoy las cosas están cambiando sustancialmente en el pequeño reino del Himalaya.