AJANTA O EL DHARMA DE SIDHARTA INDIA
Texto y fotografÍas: Diego de Azqueta Bernar.©copyright Diego de Azqueta Bernar





El flemático oficial, cabalgó unas cuantas yardas más por delante de la tropa. Su brillante botonadura relucía al sol del trópico. Los caballos, cansados por la dura marcha, resoplaban insistentemente mientras chapoteaban en el agua.

El estandarte de la unión Jack, flameaba al viento de la India, en un instante histórico en que la Queen Mary, estaba en su apogeo colonial, y cuando las pulidas botas británicas pisaban todos los continentes.

Entre los soldados, las negras barbas de los aguerridos "siks" del Punjab, contrastaban con las pálidas faces de los "highlanders", y los oblicuos ojos de los "Gurkas" nepalíes, chocaban contra las torvas miradas inglesas.

El oficial siguió el curso del río. La tropa se iba alejando cada vez más. El joven teniente, recién salido de la Academia de "Arrow", pensaba con nostalgia en su madre, en su novia.

De pronto, un recodo del río, abre un espectáculo grandioso. La orilla que el teniente está recorriendo, se torna desmesurada. Un paisaje sobrecogedor, se descubre en el fondo. Inmensas colas de caballo caen estrepitosamente cortando la verde jungla y partiendo de filo en dos la peña de la montaña. Allí, en medio de todo aquel mar de belleza veintinueve templos tallados a mano en la roca virgen, decoran como milenarias celdillas de abejas fantásticas este anfiteatro natural.

Los grandes rododendros de la jungla explotan sus brazos multiformes en la roca. Las cascadas de agua caen estrepitosamente, abocando todas juntas en el río Vaghola.

El joven oficial, sorprendido, maravillado, embelesado por tanta belleza y grandeza, no puede menos que exclamar: !Good gratious!

Es así como pudo perfectamente suceder el descubrimiento de las Cuevas de Ajanta, en el Estado indio de Maharastra, por los ingleses en 1819, después de haber permanecido durante más de XV siglos completamente escondidas por la jungla, por una India que protege sus misterios.

Si podemos imaginar un movimiento arquitectónico como el de Las Pirámides de Gizeh, si soñamos con un florecimiento escultórico y pictórico como el del Renacimiento, y finalmente, si descubrimos un fervor religioso como el de la Europa Medieval, comenzaremos a poder desdibujar la maravilla en que las Cuevas de Ajanta consisten.

Cuando en el año 563 antes de J.C., Gautama Sidharta, el Buda, comenzó su vida en Kapilavastu, Lumbini, Nepal, nunca pudo imaginar el tremendo impacto que su simple nacimiento iba a ocasionar en todo Oriente. Después de cumplir con los cuatro "estadios" de todo buen hindú, abandonó su casa y comenzó a meditar (1).

Empezaba su último destino. El de sadhu, ermitaño, santón. En Boudhgaya, Estado de Bihar, lo que hoy es el Mohaba di Temple, alcanzó la iluminación, el estado nirvánico de la perfección que los "vedas" habían ya mentado y denominaban como "samadhi", comenzando su peregrinaje en la India. Su discurso de Benares, hizo que el budismo se popularizara rápidamente, y es allí donde propago los cuatro signos que determinaron su vida. La vejez, la enfermedad y la muerte, fueron los signos que mostraron a Sidharta la terrible cara del sufrimiento terreno. La verdadera serenidad del "sadhu", fue la señal que le mostró el camino a seguir. Su doctrina comienza tratando de evitar el dolor, y consiguientemente su última causa. Después de 49 días de tentaciones de Mara, el Dios del mal de la mitología hindú el Bodhisatava meditó y alcanzó la sublimación nirvánica.

Desde Boudhgaya, el Príncipe, como también se la ha llamado, llegó a Deer Park, cerca de Vanarasi y enseñó su doctrina. Allí, creó su orden monástica "Sangha", integrada por los "bhikkus", monjes budistas. Es en el concilio de Vesali cuando se escindió el Budismo en dos ramas principales: El antiguo y ascético sistema del Theravada y la moderna escuela del Mahayana.

Los templos de Ajanta, ubicados a 560 Km. de Bombay en la planicie del Dekkan septentrional, en el Maharastra indio, son una pequeña muestra de la intensa influencia del budismo en la India, en Oriente todo.

Esculpidas por monjes Hinajanistas, en el Concilio de Vesali, los 29 templos de Ajanta, fueron tallados en la roca durante mas de Cinco siglos, desde el 11 antes de J.C. hasta el 3 después de J.C. En un primer momento, estas cuevas fueron un refugio de las abundantes lluvias monzónicas del Maharastra y es en estos "viharas" donde se refugiaban estos monjes. Los oficios religiosos tenían lugar en presencia de toda la comunidad en las chaitya -altares-.

Las cuevas fueron desalojadas hacia el principio de nuestra era, pero aproximadamente 5 siglos más tarde unos monjes mahajanistas se instalaron nuevamente en ellas, comenzando a realizar los maravillosos trabajos que están esculpidos en el interior.

A medida que pasaba el tiempo, los monjes iban tallando más y más cuevas en la roca virgen, acribillándola por todos lados, hasta convertirla en el inmenso laberinto en que hoy consiste.

El renacimiento de los "chaityas", considerados como templos, coincide con el ascenso de la familia local Vakataka, aliada de la poderosa dinastía Gupta.

Los trabajos se prosiguen bajo los chalukya y las actividades cesan definitivamente hacia mediados del siglo VIII.

El examen detenido y parcial de las grutas inacabadas ha permitido establecer con alguna precisión el método de trabajo utilizado para limar el gran volumen de roca necesario para esta magna obra. Después de haber delimitado a grandes rasgos la fachada de la gruta sobre la roca virgen, los monjes comenzaban a atacar en profundidad a la misma provistos de pequeños picos y otros utensilios semejantes. Colgados de andamiajes de bambúes necesitaban de grandes esfuerzos para abrir los primeros boquetes, pero la labor más ardua provenía después. Una vez alcanzada la profundidad requerida para cada gruta, empezaba la labor de talla y pintura de los techos. Se reservaban algunos puntos, como columnas que aseguraban el perfecto equilibrio de la obra y se comenzaba a ahondar mientras se esculpían las columnas y partes superiores de las grutas.

De esta manera, y progresivamente, se iba llegando a la profundidad requerida para la sala o bien excavando en un punto concreto, se realizaba un acceso comenzando un nuevo piso.

El estudio detallado de las pinturas de Ajanta, de belleza e interés inigualables, permiten indicar que sus auto res estaban muy familiarizados con los actores, bailarines y músicos de palacio, por lo que se deduce que trabajaban indistintamente para la corte o los conventos.

Las obras de Ajanta, son todas totalmente anónimas y representan distintas etapas de la vida del Buda y sucesivas fases de su iluminación.

La profusión es variada y la riqueza ornamental de las Cuevas, hace destacarse a Ajanta como la más importante obra de toda esta especie de arte Búdico, entre los que podemos mentar a Elefanta y Ellora.

"Los stupas" monolíticos de la "Chaitya" nº 10, destacan entre la totalidad de la obra escultórica expuesta en Ajanta. Es frecuente el ver los motivos de la letanía de Avolokiteshwara en la que aparece el Bodhisahva luchando contra las ocho tentaciones de Mara, Dios del Mal.

El interior de las Grutas se convierte en Naves de extraordinarias dimensiones que contorneadas por capillas a su alrededor configuran estos templos. Los siete Budas del pasado, incluido Shakyamuni y el Buda del futuro Maitrega aparecen como motivos constantes de estos 29 templos.

Los "jatakas", pinturas de las paredes, son frescos que después de más de veinte siglos, conservan todavía la policromía de sus fuertes tonos y el relieve de su belleza.

El proceso del Budismo, comienza con la primera escisión en el concilio de Vesali y configurando sus dos grandes formas: Theravada y Mahayana.

El Budismo Theravada, preservado en los textos de Palí, señalan las primeras notas del canon a seguir. El primero se constituye por un cambio constante en la materia y todas las cosas, incluida la vida individual, están sujetas a él mismo (Anicca).

Los mandamientos más importantes del Theravada, son los de la acción recta, buen camino, vida recta, buenas palabras, buen esfuerzo, buenos pensamientos y buena concentración, para llegar a ciertos estados de éxtasis, en los que practicados estos ocho principios, cada uno se purifica. La teoría de la metempsicosis, heredada de "los vedas", aparece también en el Theravada y en ella se marcan las reencarnaciones como sucesivos destinos instaurándose la ley del origen dependiente -Paticca Samuppada-.

La meta final del Budismo y concretamente del Theravada, es el nirvana, estado en el que desaparecen todos los deseos de propia satisfacción, alcanzando un éxtasis trascendente de libertad entre la muerte y el renacimiento.

El Budismo Theravada, señala la autosalvación del individuo que no quiere recurrir más que a sus propias fuerzas, para alcanzarla.

Los dioses están sujetos también a la ley del Karma y solamente se debe devoción a Buda, "al Dharma" o verdad, que él expuso, y a "la sangha” o comunidad de monjes Budistas.

Los textos del Pali, que resumen toda la doctrina Theravada, son principalmente tres: Vinaya -Pitaka - Suha­Pitaka y Abhidhamma-Pitaka. El Theravada se extendió en los antiguos reinos de Kosala y Magadha, actuales Estados de Bihar y Utar Pradesh y se desmembró finalmente en el sur, llegando hasta Ceylán, donde Mahindu, el hijo del importante unificador indio, Ashoka, lo llevó en 246 antes de J.C.

En Ceylán la tradición quedó rigurosamente guardada preservándose de cualquier infiltración posterior. Desde allí el Budismo llegó hasta Tailandia, Birmania e Indonesia, mezclándose ya con otros elementos hindús, como sucedió en Bali, por ejemplo.

El Budismo Mahayana representa la nueva tendencia religiosa frente a la relativamente simple manera del Theravada. El Mahayana comienza ya a dar un paso adelante en la posibilidad del Theravada inoculando elementos de salvación social y ayuda entre todos sus prosélitos.

El Mahayana contiene asímismo, los elementos metempsicóticos de los destinos sucesivos -Gati- que van transmigrando al individuo en su camino hacia la salvación.

El budismo Mahayana estudiado en los centros de Taxila (Gandhara) y Nalanda (Magadhu) recibe un impacto de elementos distintos que lo configuran formalmente. En China y Japón, es llevado por monjes y comerciantes, en el primer y sexto siglo después de J.C. mezclándose con elementos de Confucionismo y Taoismo.

El Budismo llega a Tíbet en el siglo VIII, después de Jesucristo, en su doble vertiente de Mahayana y Theravada, sazonado con elementos taoísticos, que cuajados en el Bön, religión aborigen del Tíbet entonces, delimitan las futuras lineas del Lamaísmo.

Cuando volvemos a Kathmandú, comenzamos a leer las primeras páginas del "Lumbini, Journal of Peace" y observamos lo poco que ha cambiado el budismo en tanto tiempo.

Sin embargo, hoy solamente 4 millones de los 580 millones de habitantes del subcontinente indostánico se proclaman budistas y siguen con fervor el Chos de Sidharta.

Cuando estuvimos en Boudhgaya (Bihar) donde Gautama Sidharta alcanzó el Nirvana, hablamos con un monje que nos cantó el siguiente poema del filósofo Arya Deva:

"Mental suffering plaques the high
phjsical suffering plaques the low
mental and physical suffering,
eternally consumes this world"

"El sufrimiento mental estropea lo espiritual
el sufrimiento físico estropea lo material
el sufrimiento mental y físico consume
eternamente este mundo."

En las cuevas de Ajanta, en la altiplanicie del Dekkan Maharastrie está grabado, plasmado en cada mirada, en cada gesto esculpido en la roca. Y allí, el Dharma de Buda permanecerá para siempre.

Diego de Azqueta Bernar